El Eco del Ritmo Sagrado en la Biodinámica Craneosacral
He “descubierto” el significado profundo de una nueva palabra y quiero compartirlo contigo. ENTUSIAMO.
La Terapia Biodinámica Craneosacral (TBC) se centra en la sutil y profunda conexión que existe entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Como profesor y practicante de esta disciplina, he observado cómo el entusiasmo, en su sentido más puro y etimológico, juega un papel esencial en este enfoque terapéutico.
La etimología de la palabra «entusiasmo» tiene raíces sumamente interesantes que se remontan al griego antiguo. La palabra se deriva del término griego «enthousiasmos», que a su vez proviene de «enthousiazein». Este término se compone de dos partes:
- En- (ἐν-): Esta preposición significa «en» o «dentro». Como por ejemplo las palabras encajar o enterrar
- Theos (θεός): Significa «dios». Así, «enthousiazein» literalmente significa «estar poseído por un dios» o «tener un dios dentro».
Así pues, la palabra «entusiasmo» significa literalmente «tener un dios dentro». Este concepto resuena profundamente con la filosofía y la práctica de la terapia biodinámica craneosacral.
En nuestras sesiones, buscamos aquietar la mente y el cuerpo para conectar con un ritmo más profundo y sagrado: un ritmo que emana de la esencia misma de nuestro ser.
Cuando un terapeuta se sintoniza con este ritmo, no solo está escuchando con las manos o la mente, sino que está invitando a ese «dios interno» a manifestarse plenamente en sí mismo y en la otra persona que está tumbada en la camilla.
Esta sintonización se convierte en un acto de entusiasmo en su forma más verdadera. Aquí, el entusiasmo no es solo una emoción efervescente; es una profunda resonancia con la vida misma, un diálogo silencioso entre dos seres que se encuentran en un espacio de sanación y reconocimiento mutuo.
En la Terapia Biodinámica Craneosacral, este proceso de escucha y resonancia nos permite acceder a un nivel de conexión que va más allá de lo físico. Es una invitación a experimentar la sanación no como un acto impuesto desde el exterior, sino como un despertar del potencial curativo intrínseco que yace dentro de cada uno de nosotros.
Este enfoque terapéutico propone adentrarse en un entusiasmo diferente: una invitación a sumergirse en la quietud, donde el bullicio de la mente se apacigua y permite que emerja ese ritmo sagrado. Al hacerlo, no solo facilitamos la curación, sino que también celebramos la magnificencia y sabiduría inherente a nuestro propio ser.
Es por todo esto y mucho más, que podemos decir que la terapia biodinámica craneosacral y el entusiasmo, en su esencia más profunda, comparten un camino común: el de reconectar con ese núcleo sagrado que todos llevamos dentro. Es un viaje hacia la profundidad de nuestro ser, donde la curación y la celebración de la vida se entrelazan en una danza sublime y eterna.
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Javier de María
