Sanar desde lo sutil es posible gracias a la Terapia Biodinámica Craneosacral, una forma de escuchar el cuerpo, liberar lo que duele y reconectar con lo que en esencia somos… sin forzar, sin invadir.
Desde niño, siempre sentí una fascinación profunda por los dragones. Pero no los imaginaba como monstruos feroces, sino como guardianes de algo muy valioso, algo invisible pero esencial.
Con los años, descubrí que quizás todos tenemos un dragón.
Algunos lo sentimos dentro, como una fuerza que despierta en los momentos clave.
Otros, sentimos que nos acompaña desde fuera, como un guardián que aparece cuando más lo necesitamos.
Sea como sea, ese dragón no viene a destruir…
Viene a proteger lo más sagrado que habita en nosotros: nuestra esencia, nuestra vitalidad, nuestra capacidad de sanar.
De eso hablo en mi libro Escuchar al Dragón: Despierta tu sabiduría oculta, un viaje para quienes sienten que hay algo más profundo latiendo en su interior y quieren aprender a escucharlo.
Lo curioso es que, muchas veces, ese dragón parece ocultarse cuando más lo necesitamos.
Se esconde detrás de la tensión en el cuerpo, del cansancio inexplicable, de las emociones que no logramos entender.
Y entonces buscamos soluciones fuera, sin darnos cuenta de que la verdadera transformación empieza cuando dejamos de pelear y empezamos a escuchar.
Escucharnos a nosotros mismos, a nuestro cuerpo, a nuestra respiración…
A esa parte de la vida que nos habla en lo sutil.
Sanar desde lo sutil no es algo mágico ni inalcanzable.
Es simplemente aprender a escuchar, no solo lo evidente, lo que duele o lo que se ve…
Sino aquello que ocurre en los espacios pequeños, en los silencios, en los susurros que el cuerpo emite cuando por fin le damos atención.
Vivimos en una sociedad que nos empuja a ir rápido, a buscar soluciones inmediatas, a exigirnos…
Y ese ritmo, poco a poco, va desconectándonos de nuestra sensibilidad, de nuestra capacidad de percibir lo sutil.
Pero lo sutil no significa que no sea poderoso.
De hecho, en mi experiencia, lo más transformador ocurre precisamente ahí…
Cuando dejamos de imponer, de forzar, de querer controlar el proceso…
Y simplemente creamos el espacio necesario para que la sabiduría natural del cuerpo se exprese.
Eso es lo que trabajamos en la Terapia Biodinámica Craneosacral.
Una forma de acompañar al cuerpo desde la presencia y el respeto profundo.
Permitimos que las tensiones, los bloqueos, las memorias atrapadas…
Poco a poco, puedan liberarse, sin lucha, sin esfuerzo, sin invadir el proceso de la persona.
Mi labor no es imponer un cambio desde fuera.
Es sostener el espacio para que la persona se sienta lo suficientemente segura como para que su proceso natural de reorganización y sanación emerja.
Cada persona lo vive de manera única.
A veces, es una sensación de descanso profundo, como si por fin pudiera soltar el peso que lleva cargando.
Otras veces, es un despertar sutil de la energía interna, una sensación de reconexión, de claridad, de vitalidad.
Y ahí es donde aparece esa fuerza que antes parecía escondida.
Ese dragón que nos recuerda que tenemos dentro —o muy cerca— la capacidad de sanar y transformarnos, sin necesidad de luchar.
He acompañado a muchas personas en este camino.
Recuerdo especialmente a alguien que llegó sintiéndose agotada.
No era solo cansancio físico, era ese peso invisible que tanto arrastra el cuerpo y la mente.
En las sesiones, desde la suavidad y la presencia, poco a poco su sistema comenzó a soltar, a reorganizarse, a recordar su equilibrio interno.
Eso es lo que me apasiona de este trabajo.
Crear el espacio para que la persona vuelva a sentir que tiene dentro —o que le acompaña— esa fuerza capaz de transformar lo que duele, sin imposiciones.
Si sientes que es tu momento de explorar este camino, y si quieres profundizar a un nivel más transformador, ya puedes consultarme sobre la Formación de Terapia Biodinámica Craneosacral que comienza en octubre, pensada para quienes buscan ir más allá, para quienes sienten el llamado de acompañar a otros en su proceso de sanación y bienestar.
Puedes escribirme por privado y te cuento más, sin compromiso.
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