Javier de María

Un acercamiento a como podría ser un sesión, del Método ASA Craneosacral

• ¿Cómo es una sesión?
• El primer paso
• ¿Cuánto dura una sesión?
• Frecuencia de las sesiones
• Al terminar la sesión

Una sesión de terapia Biodinámica Craneosacral

comienza habitualmente, con el encuentro en la sala de espera, o bien directamente en el lugar de trabajo, en donde tras las presentaciones, el cliente expondrá los motivos que le han llevado hasta la consulta, de esta conversación intentaremos hacernos una idea de lo que desea y cuales son sus expectativas, procurando ya en este paso, ir facilitando un ambiente distendido y agradable en el que se puedan expresar y acoger, todos los detalles y matices que la persona quiera exponer en este primer encuentro, ya sean estos de orden meramente fisiológico, emocional y/o mental o como sucede en muchas ocasiones una mezcla de ellos.

Terapia Craneosacral Biodinámica y Focusing con Javier de María en Elche Alicante
Es posible que la sesión comience directamente desde esta conversación, pues si el cliente posee naturalmente la habilidad de hablar desde sus sensaciones corporales, que está percibiendo en el momento presente, o el terapeuta es capaz de ayudarle a realizarlo, ya esta poniéndose en marcha una respuesta de autoconciencia-autorregulación. (Focusing)
El hecho de intentar poner en palabras lo que uno siente, para podérselo transmitir al otro, a veces es suficiente o al menos es un buen paso adelante, para aclarar el propio mundo interior, lo que suele traducirse en una mejora de los síntomas o al menos en llevarlos mejor.
Empezaremos la sesión tumbados confortablemente en la camilla, boca arriba, y lo más frecuente es que no sea necesario quitarse la ropa. También puede comenzarse el tratamiento boca abajo, tumbado de lado, de pie o sentado en una silla, en función de las necesidades propias de cada situación.
Cada paso que vaya a dar el terapeuta, normalmente, se lo comunicará primero al cliente para asegurarse de que le parece bien, mantenerlo informado, consciente del proceso y evitar sobresaltarlo.
El primer paso, suele ser acercarse delicadamente a los pies y de pie o sentado, colocar las manos encima de estos, con un toque sutil, que no superará los cinco gramos de presión.

Otras zonas habituales para comenzar, pueden ser la cabeza, hombros, caderas o cualquier lugar del organismo que presente una demanda. y siempre para comenzar se utilizará una aproximación respetuosa y delicada.

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A partir de ese contacto, nos iremos desplazando a otros, en función de lo que el organismo, como director del proceso, nos vaya mostrando, pues confiamos en que es «el Medico Interno», «el Aliento de Vida» el principio organizador que dirige los latidos de nuestro corazón, el proceso de la digestión y cada respiración inconsciente que hemos dado desde el día que nacimos, él es quien regula el sistema nervioso junto con el hormonal, y por lo tanto es quien mejor conoce como se produjo la alteración, y quien nos puede mostrar el mejor camino de regreso a la Salud. Por lo que como decía el Dr. Taylor Still, fundador de la Osteopatía «Encontrar la salud debería ser el objetivo del médico, la enfermedad la puede encontrar cualquiera».
Esta ligereza en el toque nos permite por un lado, no producir dolor y por lo tanto no despertar el sentido de alarma y por otro, poder escuchar la historia que esta contenida en los tejidos, ritmos y fluidos corporales, sin intervenir en el proceso que se este dando en ese momento, así el organismo se ve escuchado profundamente y no manipulado, por lo que se facilita el proceso corporal de constante búsqueda de la armonía.
Estos ritmos corporales en el contexto craneosacral los llamamos «Mareas» y nos muestran información muy valiosa sobre como está funcionando el cuerpo, su nivel de vitalidad, si permanece aquietado o excitado y si dispone o no de los recursos suficientes para poderse adaptar a la situación presente, ya que nuestra intención no es la de tratar tan solo las dolencias que pueda presentar el cliente, sino escucharlo de una manera global que nos muestre con claridad las prioridades de cada momento y las causas que los sustentan.
Allí donde no se perciben con claridad estos ritmos o lo hacen de una forma diferente nos muestran el lugar donde el sistema, la Vida, está trabajando para adaptarse a las circunstancias o procurando el cambio. Es la zona donde posiblemente se han acumulado las tensiones físicas o donde se han somatizado las emociones o pensamientos, tal vez, es donde se acumulan toxinas, adherencias, cicatrices o influencias medioambientales etc.
Esta zona del organismo señalada, no siempre es coincidente con la zona de la que se queja el cliente, pues en muchas ocasiones, una cosa son los síntomas que se presentan y otra distinta son las causas que los generan y en donde están ubicadas.
Para poder percibir estos ritmos corporales a través de las manos, se precisa de un estado de escucha que requiere de toda mi atención, por lo que generalmente no hablaremos mucho y cuando lo hagamos, será en un tono mas bien suave, aunque de vez en cuando te preguntaré sobre tu estado en general, por tus sensaciones físicas, si se presenta alguna emoción asociada o cualquier otro detalle que pueda parecer importante en ese momento y por supuesto, permaneceré muy interesado a cualquier comentario que quieras hacer sobre tus sensaciones de ese momento.
El tiempo que dedicaremos a una sesión varía con cada persona y con cada situación pero podemos decir que suele estar contenida entre 40 y 60 minutos.

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Una vez terminada la sesión en camilla, podemos dedicar un poco de tiempo a volver a orientarte y comentar como te ha ido, si es que esto resulta de tu interés.
Al terminar, suele quedar una sensación muy agradable de tranquilidad y de alivio o resolución de los síntomas presentados anteriormente, no obstante, conviene ser consciente y cuidadoso en todas las transiciones, para permitir que los cambios que se hallan producido en una posición (tumbado boca arriba o en cualquier otra) se puedan integrar con facilidad.

Pasa de una posición a la siguiente con delicadeza, de estar tumbado a sentado y de aquí a ponerte de pie, sin prisas y observando las sensaciones que estos cambios van produciendo en ti, tómate todo el tiempo que necesites para orientarte y sentirte presente antes de marcharte.
Si puedes permitírtelo y te parece bien, espera un tiempo prudencial antes de realizar cualquier actividad que pudiera ponerte en tensión y no ingieras bebidas alcohólicas, estimulantes, ni grandes cantidades de comida, más bien, permanece relajadamente atento a ti mismo, para poder escuchar y acoger tus propias necesidades.
Recuerda que el proceso, no concluye con la sesión, sino que posiblemente algunos de los cambios que se han posibilitado, se mantengan activos durante un tiempo hasta que concluya su potencial de acción, que puede durar desde unos minutos hasta varios días.
Durante este tiempo, el organismo seguirá poniendo en marcha todos sus recursos, para conseguir un estado optimo de salud integral, por lo que tal vez, puedas sentir algunas sensaciones corporales de cambio estructural o algunos recuerdos, que quizás te ayuden a procesar, sucesos concretos de tu Vida.

Frecuencia de las sesiones

En ocasiones una sola sesión puede ser totalmente resolutiva, aunque lo mas frecuente es que se necesiten un número indeterminado de visitas para cambiar la situación.
Lo habitual, es que para dolencias agudas, la frecuencia sea en periodos más cortos hasta que se vaya normalizando la situación, quizás una o varias veces por semana, en función de la gravedad, para irlas alejando progresivamente hasta que se encuentre el cambio esperado.
En los casos crónicos las sesiones se pueden espaciar durante más tiempo, y en aquellos casos en los que lo que se presente este relacionado con algún tema de origen interior, emocional, estrés etc. Convendría alargar la próxima visita hasta que el cliente tenga la impresión clara de que es el momento de volver, para dejar el tiempo necesario entre una sesión y otra hasta que se puedan procesar satisfactoriamente, aquellos aspectos que se hayan presentado, durante la última sesión.
En este aspecto, tal vez la única regla absoluta, es que no existe una regla absoluta que se adapte a todas las circunstancias, así que nos quedan diferentes opciones cada una con sus ventajas e inconvenientes.
Una opción, es que sea el terapeuta el que establezca en función de sus propios criterios, la frecuencia de las sesiones y el número de estas.
La otra posibilidad es que sea el cliente quien asuma la responsabilidad de su propia salud y decida si quiere volver o no y con que frecuencia y que decida si prefiere buscar únicamente el alivio de sus síntomas, o si prefiere profundizar e intentar encontrar y solucionar la causa que los generó.
Tal vez el haber leído esto te pueda ayudar a reflexionar sobre ello y a encontrar la opción mas indicada en tu caso y en función de tus propias circunstancias. Esta decisión en si misma ya puede ser parte activa del proceso de sanación, pues estas poniendo en marcha tu intención y energía en dirigir tu proceso.
Por supuesto nos queda también la opción intermedia y posiblemente la más interesante, que consiste en un encuentro dialogado entre lo que le parece apropiado al cliente y lo que cree oportuno el terapeuta.

Javier de Maria
Terapeuta y profesor reconocido por la Asociación Española de Terapia Craneosacral Biodinámica

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